jueves, 8 de junio de 2006

Transexuales celebran Ley este sábado en Madrid y el mundo de la cultura les apoya


www.carlaantonelli.com
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Este sábado día 10 en Madrid, Museo Chicote, Gran Vía 12. A las 20 horas

Se llevará a cabo un acto de celebración por la aprobación del Consejo de Ministros de la Ley de Identidad de Genero.

Redacción Web-.
A este evento asistirán numerosas personalidades del mundo de la cultura, mostrando su apoyo a las reivindicaciones, más que justas, de mujeres y hombres transexuales, por la plena equiparación de sus derechos fundamentales.

Tienen confirmada su asistencia la actriz Pilar Bardem, que dedicará unas palabras de apoyo al colectivo, también Pedro Almodóvar, director de cine que en la casi totalidad de sus películas siempre ha reflejado de un modo u otro las distintas realidades de personas transexuales.

Olvido, nuestra Alaska, musa de GLTB, y mujer muy especialmente sensibilizada con las y los transexuales, aun siendo el día de su aniversario de bodas ha comunicado que tanto ella como su marido no podían faltar a tan importante conmemoración.

Otras personas del mundo de la cultura también tienen confirmada su asistencia, como el cantante Juan Sin Miedo, los escritores Leopoldo Alas, Ruth Toledano y Luís Antonio de Villena. También rostros conocidos del espectáculo y la televisión, como Fernando Olmeda. Aun quedan personas por confirmar de las que se ira dando información a lo largo de esta semana.

Del mundo de la política han manifestado que asistirán Carmen Montón del Grupo Socialista en el Congreso y Pedro Zerolo por la Secretaria de Movimientos Sociales, Inés Sabanes, Concejala por IU en el Ayuntamiento de Madrid. Francisco Garrido Peña, diputado y Portavoz Estatal de los Verdes en el Congreso.

Vendrán desde todos los puntos de la geografía española representaciones de colectivos transexuales, como de Barcelona, Andalucía, Valencia, Canarias, Baleares y País Vasco. Además de activistas lesbicos y gays concienciados en la lucha conjunta de GLTB,
las personas transexuales estuvieron con ellos durante la aprobación del matrimonio homosexual y este sábado quieren manifestar su apoyo a las reivindicaciones de las y los transexuales.

Este evento esta auspiciado por el Comité Ley Identidad de Genero y el Área Transexual de la Federación Estatal de Gays, Lesbianas y Transexuales, convocando ambos a todos los colectivos y personas en la celebración de tan importante jornada.

Estará amenizado con la actuación de la artista icono de la noches neoyorquinas, Carmen Extravaganza, que dará paso a Carla Antonelli, mujer activista transexual, que presentara el acto, donde subirá Pilar Bardem quien dedicará unas palabras de apoyo a las reivindicaciones transexuales. Luego la Presidenta del FELGT, Beatriz Gimeno también dará lectura a un comunicado en nombre de la Federación. Se leerán telegramas de personas que no han podido asistir de la cultura y la política.

El acto celebrará el inicio del trámite parlamentario de una normativa que posibilitara el cambio de nombre y sexo registral de las personas transexuales, aun cuando estas no hayan sido sometidas a una intervención quirúrgica de genitales.

Hay que tener en cuenta que mas del cincuenta por ciento de este colectivo no pueden acceder a dicha cirugía por distintas razones, pero es una realidad a la que por fin esta norma va a dar amparo jurídico y legal, acabando con discriminaciones ancestrales que solo provocan dolor y sufrimiento innecesario a uno de los colectivos mas excluidos del estado español.


martes, 6 de junio de 2006

8 DE JUNIO. ACCIÓN INTERNACIONAL CONTRA LA TRANSFOBIA


Gisberta Salce Junior, inmigrante brasileña, transexual, seropositiva, toxicómana, prostituta y sin techo, fue encontrada muerta el 22 de Febrero en el fondo de un pozo lleno de agua con diez metros de profundidad, en un edificio abandonado en Oporto. Un grupo de 14 adolescentes, con edades entre los 10 y los 16 años, confesaron el crimen. Los jóvenes vivían en una institución de menores financiada por el sistema de protección de menores estatal pero perteneciente a la Iglesia católica.

Basándose en esta confesión poco a poco fueron conociéndose detalles del terrible acto. La víctima se encontraba en un estado de salud muy debilitado, y era frecuentemente perseguida por estos jóvenes, siendo objeto de sus insultos y agresiones. El 19 Febrero, el grupo penetró en el edifico abandonado donde dormía Gisberta, la ataron, amordazaron y agredieron con extrema violencia, dándole patadas y golpeándola con palos y piedras. El grupo confeso igualmente haber introducido palos en el ano de Gisberta, que presentaba grandes heridas en esa parte del cuerpo, antes de abandonaría en el local. El cuerpo presentaba también marcas de quemaduras con cigarrillos. El 20 y 21 de Febrero volvieron al local continuando con las agresiones hasta que en la madrugada del 21 al 22 de Febrero, lanzaron finalmente el cuerpo de Gisberta a un pozo, intentando ocultar el crimen. Todo parece indicar que Gisberta todavía estaba viva en el momento en que fue arrojada al pozo y que murió ahogada.

A PROPOSITO DE LAS REACCIONES Y DE LA GENERALIZACIÓN DE LA TRANSFOBIA.

El caso tuvo una amplia difusión en los medios de comunicación portugueses los días 23 y 24 de Febrero, eso sí, con una información parcial y tendenciosa. Mientras muchos medios hablaban del asesinato de “un travestí”, una buena parte se refería solamente a la condición de “sin techo, prostituta, toxicómana” de Gisberta, nombrada mayoritariamente por la prensa como “Gisberto”, su nombre legal. En consonancia con esta omisión,, desde el primer momento, incluso antes de que fueran conocidos detalles concretos sobre el crimen o sobre la propia identidad y personalidad de la victima, numerosos periódicos publicaron artículos de comentaristas conocidos por su oposición a los derechos LGBT en Portugal,, advirtiendo que el caso no debería ser considerado como un “crimen de odio” y que no era legítimo considerar la transexualidad de Gisberta como uno de los motivos de su asesinato. El argumento utilizado en ese sentido fue siempre la minoría de edad de la mayoría de los agresores. Mientras tanto, fueron y siguen siendo ignorados por los media los comunicados enviados por las asociaciones LGTB portuguesas, en especial los posicionamientos de las Panteras Rosas y de la asociación trans Asociação para o Estudo e Defesa do Direito à Identidade de Género , que clarificaban la transexualidad e identidad de la víctima y exigían medidas legales y sociales de lucha contra las discriminaciones y de protección contra los crímenes de odio en función de la identidad de género, orientación sexual, condición social, enfermedad u origen nacional.

Evitando hablar de “crimen de odio” con el argumento de la edad de los agresores y con excepción de pocos políticos a nivel individual, ningún partido político portugués se posicionó sobre el crimen o lo condenó públicamente. Del gobierno, la única reacción vino del Ministro responsable de las instituciones de menores, que se limitó a declararse profundamente afectado por lo sucedido sin tan siquiera ordenar una investigación de la institución que acogía a los agresores. Estos, con excepción de un joven de 16 años que ya puede ser responsabilizado criminalmente y se encuentra en prisión preventiva, fueron reintegrados a la institución y se encuentran en régimen de semilibertad. No se ha tomado ninguna otra medida contra los agresores. Este crimen tuvo una cobertura engañosa por la prensa portuguesa, el poder judicial lo minimizó y el político lo ignoró. El engaño incluye el intento de deshumanización de Gisberta. En los periódicos no se publicó ninguna fotografía de la víctima. Los media y los comentaristas concentraron el shock por el crimen en la edad de los agresores y no en el resultado de la muerte de una ciudadana. Han reproducido insinuaciones del cura responsable de la institución de menores, que llegó a afirmar públicamente que uno de los chicos de la institución estaba siendo molestado por un pedófilo, lo que, al parecer, sería una circunstancia atenuante. Estas declaraciones no provocaron ninguna reacción pública de indignación.

A diferencia de lo que es habitual, los datos revelados el día 24 sobre los abusos sexuales sufridos por la víctima, y también sobre la posibilidad de que estuviera viva cuando fue lanzada al poso, sólo fueron publicados por un periódico de Oporto. Cuatro días después de la denuncia del crimen el silencio de los medios sobre el asesinato era ya absoluto. En Portugal se está haciendo todo lo posible para olvidar este horrible crimen. No se prevén consecuencias para nadie, ni acciones judiciales ni cambios legales de ningún tipo.

La acumulación de exclusiones sociales y degradación de Gisberta Salce Júnior expone claramente la marginalización de las personas transexuales en Portugal. Este caso es una clara demostración del alto nivel de transfobia de la sociedad portuguesa. Cualquier debate público sobre el caso está siendo silenciado.

LA LLAMADA DE APOYO

El asesinato de Gisberta nos trae a la memoria hechos similares ocurridos en España: el apaleamiento y torturas a la que fue sometida Irune por policías municipales de Santander en noviembre del 90; el asesinato en Barcelona de Sonia por un grupo de skinheads; el asesinato de Joanna y el intento de asesinato de Carmen en Madrid en octubre del 92; el rapto y violación de una transexual en Barcelona en marzo de 1993 por un grupo de adolescentes; las vejaciones a las que fue sometida una transexual por un Inspector jefe de Policía en Madrid en abril de 1993; el apuñalamiento de un transexual en Madrid en julio del 96; el apaleamiento de dos transexuales en Madrid en diciembre del 97 o las agresiones a transexuales trabajadoras del sexo en Madrid a lo largo de 2002.

Por eso, frente a un terrible asesinato que cada vez mas se configura como un crimen de odio, frente a la omisión tendenciosa de la componente sexual y

transfóbica del mismo, frente a la desorientación de la mayoría de las asociaciones LGBT portuguesas que han contribuido a la confusión y desinformación mediática al ser incapaces de informar debidamente sobre la verdadera identidad de la víctima ni sobre la diferencia entre homofobia y transfobia, frente a un claro intento mediático y político de desculpabilización del crimen, de omisión del componente “odio” en la muerte de una persona que acumulaba tantas exclusiones sociales, frente al intento de culpabilización de la víctima y de silenciamiento público de este caso:

LLAMAMOS AL APOYO A LOS COLECTIVOS Y ORGANISMOS DE LUCHA POR LOS DERECHOS HUMANOS EN TODO EL MUNDO

-Para que denuncien los más ampliamente posible los hechos ocurridos en Portugal.

-Para que hagan oír su protesta ante el gobierno, las entidades oficiales, partidos políticos y medios de comunicación social portugueses por la forma en que están tratando lo sucedido.

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Noticia relacionada con Gisberta:

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Gisberta: El crimen queda, por tanto, impune y los agresores, en libertad.


LA BELLA ESTOICIDAD DE SER DIFERENTE.


Ericka Villegas columnista de www.opcionbi.com y de www.anodis.com/ nos envía una ponencia que presentó el pasado jueves 1 de junio en la Universidad Pedagógica Nacional en el marco de la Conferencia Internacional Textos Testimoniales: Historias, vidas y Recuerdos, organizada por Enkidu Magazine en la Ciudad de México.
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Aquella tarde en que por casualidad me encontraba en ese sitio, no pude menos que recargarme y atisbar; mis manos se crisparon, asidas a la reja metálica y mis labios y nariz traspasaron un lugar que de tiempo atrás, por mi condición de mujer, me estaba vedado. Observé como quien hurga en la infinidad del cielo, soñando en convertirse en ave. Olí, viví, sentí de alguna manera subjetiva el juego de futból en que mis compañeros de oficina se enfrascaban y con ello, palpé el ensueño que me llevó ahí, casi de verdad, un poco menos mentira que ilusión, inalcanzable fantasía ¿Quién me lo hubiera dicho tiempo atrás? Recordé los tiempos de mi infancia en que solía jugar en el equipo de futból de la escuela, cuando todo, —Excepto aquel juego con su acariciada libertad de vuelo—. Estaba cubierto por el velo de la prohibición. Caer en cuenta de los días en que tenía prohibido ser y vivir, me hizo volver a los tiempos de la escuela. Recordé justo el primer día en que con muchos trabajos podía recargarme para escribir con la mano izquierda en un pupitre diseñado sólo para quienes usaban la derecha. —Cosas del diablo— solían decir mis vecinas, ante la sola mención de mi condición zurda —Peor aún... ¡Comunismo!—. Mi madre solía atarme la mano izquierda a la espalda para obligarme a escribir con la derecha, remedio que jamás funcionó, porque, al menor descuido me desataba —Cabe aclarar que mi madre jamás lió demasiado fuerte— y reanudaba mi labor usando la única mano que, paradójicamente, para mí era diestra. Fue así como libré mi primera lucha en beneficio de mi propia forma de ser minoría, mi primera lucha por “la izquierda”.

Evoqué también la soledad; evoqué las tardes cuando mi madre, —enfermera y con turnos agobiantes—, me dejaba a cargo de una mujer a quien adopté como abuela. Mi abuela Lupe era prácticamente una anciana: Amorosa y tierna pero con muy poca vitalidad por lo que, mientras tejía en otra habitación, me dejaba jugar a mi anchas por la casa, más sin compañía. En aquellos tiempos soñaba en secreto, con que yo no era yo, sino... No sé... Alguien distinta. Hurgaba por la casa en busca de mí misma; encontraba en algún rincón —comúnmente debajo de la cama— a mis pies, en un armario, a mi cuerpo y... frente al espejo... una sombra: Mi faz, eternamente evasiva, prófuga de mi propio atisbo. Puede decirse que me conocí por partes, cubierta y deliciosamente abrumada por lo vestidos de mi madre, cuya talla me venía al cuerpo y me excedía, calzando unas zapatillas de tacón mientras me fantaseaba quizás 10 años mayor, pero sin rostro. Recuerdo también las noches en vela, de plegaria, de súplica desesperada en oración para que el milagro al fin sucediera: “Dios mío, por favor, que cuando despierte me haya convertido en niña”, y es que, no puedo recordar una imagen más desolada que la de aquel niño que fui, fincando su fe, su esperanza y la ilusión más cara de su vida en un milagro con nulos visos de acontecer. Cada mañana, sin excepción, la desilusión me daba los buenos días; de nuevo yo, triste, al borde del llanto, tenía que fingir entereza… Aún más: Felicidad. ¿A quién puede importarle el sueño imposible que perturba la paz de un niño solitario? ¿Y si mis padres se enteraran? ¡Ni pensarlo! A final de cuentas yo era el orgullo de mi padre, el mayor de sus hijos varones y, por tanto, el depositario de los privilegios y responsabilidades del primogénito.

Una de las primeras lecciones que recibí en la escuela marcó mi vida de forma decisiva: “Sólo quien se mantiene fuerte sale avante”. Luego de que le rompí la nariz —Y, en honor a la verdad, me hincharon un ojo— con un certero puñetazo a un compañero de clase, comprendí que mi fragilidad no me llevaría a ningún lado, mientras que la fuerza me daría respeto. Los demás chicos de la clase me recibieron animosamente y, sin reparar en mi tez melancólica que los adultos sí notaban. —Es un niño inteligente y noble—, decían. —Sensible. Quizás llegue a ser artista—. Yo me burlaba de ellos y hacía bufas parsimonias que mis amigos celebraban creyéndome un héroe de trasgresión para con el yugo adulto. Era diferente, individual y “libre” ante sus ojos, mientras yo furtivamente, miraba con una envidia que me corroía el pecho, a las niñas jugando en paz, entretenidas en sus propios afanes y riñas, ajenas por completo a los juegos rólicos de varones que yo sufría y despreciaba. Su mundo era, para mí, una patria lejana, la quimera de quien persigue al horizonte sólo para descubrir que por siempre será una línea inalcanzable, difusa a la distancia. Mi supuesta libertad, me convertía en presa de mi propia farsa.

—Este juego es de fuerza, de astucia, de habilidad y de perseverancia—. Solía decirnos el entrenador del equipo de futból, a menudo. —Lo importante, no es llegar individualmente a la meta, sino meter el balón, conseguir, por sobre todo, el objetivo común del equipo—. ¿Y qué hacía yo en semejante juego? De inicio no lo entendí, pero recuerdo que le encontré el gusto. Me agradaba la idea de conseguir un cometido por sobre todos los obstáculos y muy pronto entrenaba junto a mis compañeros henchida de entusiasmo. Comprendí durante los juegos que, para poder anotar tenía que esforzarme, soportar el dolor y superar la resistencia. Por increíble que parezca, en este país mestizo, el color de mi piel también me significó una desventaja; mis compañeros de equipo, en su mayoría de tez clara, solían hacer chistes sobre mi piel morena. Las suyas eran bromas aparentemente inofensivas, pero que me lastimaban profundamente y me hacían renegar en mis horas bajas, de mi raza, de mi ascendencia orgullosamente mexica y zapoteca. Era como si la mexicanidad, estuviera vetada en nuestra propia casa. Buscando respuestas, me topé con León Portilla, Matos Moctezuma y otros autores que me mostraron un mundo de glorias pasadas, un tiempo en que la piel morena señoreaba por sobre Cem Anáhuac a fuerza de ciencia y lanza. Me convertí, influenciada por las gloriosas gestas de Nezahualcóyotl, Ahuizotl e Ilhuicamina, en guerrera; me enorgullecí de mi herencia étnica y callaba con energía a quienes vociferaban buscando mermar mi euforia. En público era un joven dinámico y de carácter fuerte, lleno de amigos que compartían conmigo afanes y audacias, pero en secreto, volvía al armario de mi mamá, de tarde en tarde, para rescatarme del exilio, para volver a ser yo, para permitirme en un breve espacio de tiempo contactar conmigo misma, como si fuese una extranjera dentro de mi propio cuerpo. Descubrí lo paradójico de que nuestro medio social nos estuviera constantemente bombardeando con ideas sobre la importancia de la individualidad, sobre cómo es necesario y deseable reconocernos entes libres, independientes e, incluso nos alienta a convertirnos en transgresores de esquemas convencionales, dotando a este deseo de cargas incluso, francamente románticas sobre la bella estoicidad de ser diferentes. De este modo, los modelos a seguir que nos imponían, llámense santos, mártires, héroes nacionales, universales y ficticios, nos eran presentados como adalides que habían contravenido con la imperfección de su tiempo, para crear pensamientos, ideas y sistemas que se elevaban por sobre lo anterior con la majestad de su visión casi mesiánica, instituyendo verdades incuestionables que tenían que ser defendidas a su vez, contra una pujante barbarie de seres supuestamente inadaptados que, al no comprenderlas, las cuestionaban y se presentaban en apariencia, como indeseablemente disidentes.

Dentro de esta paradoja, incluso me encontré con formas oficiales de discrepancia; contraculturas socialmente asimiladas, expresiones políticas y artísticas que, buscando respeto a su derecho a diferenciarse, se convirtieron, por un lado en cerradísimos espacios puristas donde quien difiriera de la idea común era segregado, y por otro, en corrientes de pensamiento y acción susceptibles a ponerse de moda. Luego entonces, las personas, convertidas en masa sin identidad, hacían lo posible por transmutarse en un vasto e inverosímil grupo de transgresores uniformes. Descubrí pues, un modelo ideal para ser rebelde, un fenotipo deseado, una vestimenta apropiada, una expresión artística imprescindible y un marco de aleccionamiento reaccionario disimuladamente permitido, mientras que, lo que de ello difiriera era considerado “loser”. ¿Qué podía hacer yo, con mi oculta diferencia no admitida, con ese sentir que iba más allá de la “trasgresión correcta”? Me encontré con un mundo polarizado, un mundo de opuestos, aparentemente irreconciliables, pero sospechosamente complementarios donde ni los puntos medios, ni las disyuntivas a una línea recta que también carecía de segmentos intermedios, tenían lugar. ¿Cómo, en un espacio donde sólo conviven lo sublime y le execrable, vivirme humana? ¿Cómo me encuentro yo, cómo nos encontramos todas las personas que, irremediablemente distintas, estamos sin cabida en los modelos contradictorios en que se asimilan tajantemente la semejanza y la diferencia? Por aquel tiempo conocí a Jorge; un joven estudiante de La Biblia que una buena tarde llegó a mi casa para intercambiar reflexiones sobre el Dios judeocristiano en Quien creía y en Quien, de algún modo, aún creo fervientemente. Pasaba junto a él algunas tardes, reflexionando sobre las palabras de Herman Hesse, el autor favorito de nuestras constantes discusiones —Hacía tiempo que La Biblia había quedado de lado—, y reparé en un texto, cuyo eco sería mi ruta y mi destino su sentencia:

"El que quiere nacer, tiene que romper un mundo”.

¿Tenía entonces que romper un mundo para poder na... Ser? Las ideas giraban en torno a mi cabeza y mi entusiasmo crecía al infinito cuando, embobada por la fascinante fuerza de las palabras de Jorge, por la exquisita convicción de su voz, por la magia deliciosa de sus hermosos ojos verdes, se me olvidaba que romper un mundo, implica cataclismos sin parangón y... ¿Pero qué estaba pensando? ¿La fascinante fuerza de sus palabras? ¿La exquisita convicción de su voz? ¿La magia deliciosa de sus hermosos ojos verdes? Por si acaso hubiera faltado una complicación en la vida del adolescente confuso que entonces solía ser, tenía que admitirlo: Estaba profundamente “enamorado” de Jorge. Pero... Si me gustaban las mujeres, eso me quedaba muy claro; me gustaba Ofelia, la hermana de otro de mis grandes amigos; acostumbraba buscarla improvisando charla, cuando ella volvía de la escuela y mirar de reojo su hermoso y delicado cuerpo, sus ojos brillantes que sonreían a la vez que sus labios perfectos y su aromático cabello castaño. Pero no menos amor, no menos atracción implicaba para mí la figura gruesa y amable de Jorge y su eterno afán de conocimiento. Una tarde, mientras, echados en la sala de su casa, perdíamos el tiempo, de pronto se acercó a mí y, poniéndome su mano sobre el hombro me dijo: —Ay flaquito; si fueras mujer, serías mi vieja— y considero que ese fue el principio del fin. Me quedé muda, sin saber que decir, a punto de llorar y fingiendo indiferencia. Nunca más fue lo mismo y muy pronto, mi adorado Jorge se perdió en la distancia gélida que, más que el espacio, impone inclemente, la fuerza del silencio.

Pronto me volví “normal” y tuve una, dos, tres... muchas novias que me complacían la vista y me alimentaban el libido. La mujer sin rostro al otro lado del espejo aún seguía ahí, y con ella, mi secreto, pero cuando las acuciantes dudas se mezclan con placer, tienden a menguar y yo me deleitaba feliz con las delicias del amor recién hallado. Conocí a Leticia, una chica apenas más joven que yo y me enamoré de su personalidad montaraz. Sostuve con ella una deliciosa relación que duró poco más de un año al cabo del cual nos separamos, pero ya no éramos las mismas personas; Leticia estaba encinta y pronto dió a luz al orgullo más grande de mi vida: Mi hijo Saúl. Lo amé desde el primer momento, sin medida, sin distinción de género ni protocolo; mi corazón se llenó de luz y mi vida de nuevos significados. Tener un hijo fue para mí como parir una estrella; obsequiarle en un suspiro, la brillantéz de un sol al firmamento. Vive en mí y está conmigo, justo ahora que le evoco y siempre.

Siempre sentí curiosidad y afición por la música, así que una tarde, unos amigos y yo decidimos armar una banda de rock. Aprendí a tocar la batería y, contrario a lo que se piensa, junto a su sonido estridente, encontré en ella cadencia y musicalidad. Para mí, estar sentada frente al aparatoso instrumento, me semejaba conducir el carro de Apolo; era una sensación de poder, de control, pero también de exquisita sublimidad; por momentos se me antojaba dulce el sonido de la baqueta al estrellarse en diferentes posiciones sobre la rugosa superficie del parche de tarola. Con el paso del tiempo, mi aventura musical se convertía en pasión, vocación y arte. Amé la música y una vida entera transcurrió de idilio entre la sensación de expresarme sin palabras y las largas y árduas tardes de ensayo dominando la ejecución. Fue en ese entonces que Alicia llegó a mi vida y me deslumbró como nadie antes lo había hecho; me enamoré perdidamente y con ella comenzó toda una nueva historia. Alicia me hizo, por primera vez, desear estar con alguien una eternidad entera, le abrí mi mundo y todos mis secretos, incluso le hable de la mujer sin rostro al otro lado del espejo y ella, lejos de lo predecible, me confesó que se asumía bisexual, que le gustaban las mujeres lo mismo que los hombres y decidió conocer a esa mujer sin faz. La aceptó, la amó, la instruyó y, de algún modo, le dio el rostro que yo siempre, en vano había buscado. Me enseñó a vestir, a caminar con tacones, a maquillarme, a modular la voz... En una palabra; me transformó en... ¡En mí misma! En una mujer que se vivía, que se sentía radiante, con nombre y apellido propios, sustituyendo al —hoy anónimo— niño gris de tiempo atrás. Poco a poco, con el esmero, enseñanza y cuidado de Alicia, surgí de la nada soñando que, como la diosa lunar, Coyolxhauqui, emergía desde mí y de mi derrota para coronar la noche. Comencé a reunirme con un grupo de personas transexuales porque, ahora comprendía que yo no era un hombre que llevaba una mujer oculta dentro, sino una mujer que se ocultaba tras un sofisma construido sobre la contundencia de mi pene—. Aprovechaba el grupo para compartir impresiones en torno a la experiencia personal de cada quien, yo me sentí feliz, emocionada de poder nombrarme libremente como siempre me había sentido ser, de poder hablar y de identificarme con tantas personas que compartían conmigo una circunstancia a menudo desequilibrante. Ahora era ya una mujer y mi transición, de inicio, parecía una ruta sin escalas hacia la libertad, pero no fue tan sencillo; mi amor por Alicia era cada vez mayor y yo no tenía empacho en decirlo, pero muchas de mis compañeras y nuevas amigas, recibían de mal talante el hecho de que yo me considerara mujer transexual lesbiana. Para ellas, su preferencia heterosexual (hacia los varones) era un modo de reafirmar su feminidad, es decir: —¿Soy mujer? Luego me gustan los hombres— y sentían —Especulo— que cuestionar la orientación implica cuestionar la identidad, y es que, cuando vivimos una condición que confronta a todas nuestras certezas ¿Cómo? ¿A qué asirnos para no sentir que desvariamos irremediablemente? Me sentí parcialmente excluida con mis compañeras transexuales hetero y absolutamente con las biochicas lesbianas; para muchas de ellas, feministas radicales, mi condición transexual era una indeseable infiltración masculina en sus filas, una extensión del machismo en sus trincheras —Como si la convicción tuviera genitales— que no podían permitir. No sólo eso me alejó de los círculos lésbicos, sino además, la sensación íntima de no pertenecer porque, si bien me gustaban las mujeres, también sentía atracción y libido hacia los hombres. De nueva cuenta ¿Qué era yo? ¿Qué broma, qué autoboicot estaba empeñada a realizar volviéndome eternamente “ambigua”, “indefinida”? Otra cosa que no gustó a mis amigas transexuales fue mi gusto por tocar batería; se les antojaba rudo y masculino, pero ¿Qué podían saber ellas sobre mis sensaciones, sobre la forma en que me llenaba y satisfacía tocar, sobre el tiempo y amor invertidos en la ejecución? Llegó el momento en que decidí, por bien propio, no censurarme, como había hecho siempre y simplemente vivir: ¿Por qué, si ya me había cuestionado un género que rechacé desde las ubres de mi madre, no cuestionarme una y mil opiniones ajenas?

Cierta tarde del año de 2003, me hicieron una invitación a participar en un programa de radio sobre bisexualidad y, dado que a mí me gustaban las personas, de forma independiente de su género, acepté sin tener muy claro si me aplicaba el término. En esa entrevista conocí a Natalia Anaya, quien me propuso asistir a las reuniones de un grupo que entonces comenzaba sus actividades: Opción Bi. —La idea del grupo— Me explicó Natalia— es reunirnos, personas bisexuales y no bisexuales, para hablar sobre bisexualidad, intercambiar experiencias, combatir con información los estereotipos negativos que existen en torno a nuestra orientación y ¿Por qué no? Hasta crear un discurso bisexual hecho por bisexuales—. La propuesta me interesó sobremanera y desde entonces he participado en el grupo, ahí conocí a personas comprometidas que compartían conmigo la característica de indefinición, pero resignificándola; de pronto ya no era una descalificación, sino la consecuencia lógica de nuestra concepción constructivista inherente a los seres humanos. Comprendí que las personas podemos escapar de las construcciones y disidencias establecidad para crear nuestra propia individualidad. También comencé a tocar con el grupo de rock Neurotika —El cual nació como grupo musical transgénero y actualmente es mucho más que eso; un espacio de expresión sin fronteras— y me enorgullecí de sentarme de nueva cuenta tras la batería. Conocí, me enamoré de Misha, una hermosa mujer con quien hoy comparto la vida y también me descubrí poliamorosa. Era al fin, orgullosamente, una mujer fuerte, feminista, amorosa, morena, baterista, que, siendo transexual tenía un hijo, zurda y bisexual. Concluí que en la vida, como en el fut, lo importante es conseguir el objetivo común, soportando el dolor y superando la resistencia.

Mientras regresaba de mi ensimismamiento, observé, del otro lado de la reja, como uno de mis compañeros de oficina entraba al área rival, aguantó una falta defensiva y, girando sobre su pierna derecha, se colocó de frente y a tiempo para vencer al portero contrario, con un sólido disparo de zurda. Mirándolos festejar la anotación, pensé de pronto: ¿Por qué no? Quizás en el futuro, decida volver a ser futbolista.

Besos y abraxos.

Ericka Villegas

CONCENTRACIÓN ANTE LA EMBAJADA DE PORTUGAL

Gisberta Salce Junior, inmigrante brasileña, transexual, seropositiva, toxicómana, prostituta y sin techo, fue encontrada muerta el 22 de Febrero en el fondo de un pozo lleno de agua con diez metros de profundidad, en un edificio abandonado en Oporto. 

Un grupo de 14 adolescentes, con edades entre los 10 y los 16 años, confesaron el crimen. 

Los jóvenes vivían en una institución de menores financiada por el sistema de protección de menores estatal pero perteneciente a la Iglesia católica. Basándose en esta confesión poco a poco fueron conociéndose detalles del terrible acto. 

La víctima se encontraba en un estado de salud muy debilitado, y era frecuentemente perseguida por estos jóvenes, siendo objeto de sus insultos y agresiones. 

El 19 Febrero, el grupo penetró en el edifico abandonado donde dormía Gisberta, la ataron, amordazaron y agredieron con extrema violencia, dándole patadas y golpeándola con palos y piedras. 

El grupo confeso igualmente haber introducido palos en el ano de Gisberta, que presentaba grandes heridas en esa parte del cuerpo, antes de abandonaría en el local. El cuerpo presentaba también marcas de quemaduras con cigarrillos. 

El 20 y 21 de Febrero volvieron al local continuando con las agresiones hasta que en la madrugada del 21 al 22 de Febrero, lanzaron finalmente el cuerpo de Gisberta a un pozo, intentando ocultar el crimen. 

Todo parece indicar que Gisberta todavía estaba viva en el momento en que fue arrojada al pozo y que murió ahogada. A PROPOSITO DE LAS REACCIONES Y DE LA GENERALIZACIÓN DE LA TRANSFOBIA. 

El caso tuvo una amplia difusión en los medios de comunicación portugueses los días 23 y 24 de Febrero, eso sí, con una información parcial y tendenciosa. 

Mientras muchos medios hablaban del asesinato de “un travestí”, una buena parte se refería solamente a la condición de “sin techo, prostituta, toxicómana” de Gisberta, nombrada mayoritariamente por la prensa como “Gisberto”, su nombre legal. 

En consonancia con esta omisión, desde el primer momento, incluso antes de que fueran conocidos detalles concretos sobre el crimen o sobre la propia identidad y personalidad de la victima, numerosos periódicos publicaron artículos de comentaristas conocidos por su oposición a los derechos LGBT en Portugal, advirtiendo que el caso no debería ser considerado como un “crimen de odio” y que no era legítimo considerar la transexualidad de Gisberta como uno de los motivos de su asesinato. 

El argumento utilizado en ese sentido fue siempre la minoría de edad de la mayoría de los agresores. Mientras tanto, fueron y siguen siendo ignorados por los media los comunicados enviados por las asociaciones LGTB portuguesas, en especial los posicionamientos de las Panteras Rosas y de la asociación trans Asociação para o Estudo e Defesa do Direito à Identidade de Género, que clarificaban la transexualidad e identidad de la víctima y exigían medidas legales y sociales de lucha contra las discriminaciones y de protección contra los crímenes de odio en función de la identidad de género, orientación sexual, condición social, enfermedad u origen nacional. 

Evitando hablar de “crimen de odio” con el argumento de la edad de los agresores y con excepción de pocos políticos a nivel individual, ningún partido político portugués se posicionó sobre el crimen o lo condenó públicamente. 

Del gobierno, la única reacción vino del Ministro responsable de las instituciones de menores, que se limitó a declararse profundamente afectado por lo sucedido sin tan siquiera ordenar una investigación de la institución que acogía a los agresores. Estos, con excepción de un joven de 16 años que ya puede ser responsabilizado criminalmente y se encuentra en prisión preventiva, fueron reintegrados a la institución y se encuentran en régimen de semilibertad. No se ha tomado ninguna otra medida contra los agresores. 

Este crimen tuvo una cobertura engañosa por la prensa portuguesa, el poder judicial lo minimizó y el político lo ignoró. El engaño incluye el intento de deshumanización de Gisberta. En los periódicos no se publicó ninguna fotografía de la víctima. 

Los media y los comentaristas concentraron el shock por el crimen en la edad de los agresores y no en el resultado de la muerte de una ciudadana. 

Han reproducido insinuaciones del cura responsable de la institución de menores, que llegó a afirmar públicamente que uno de los chicos de la institución estaba siendo molestado por un pedófilo, lo que, al parecer, sería una circunstancia atenuante. Estas declaraciones no provocaron ninguna reacción pública de indignación. 

A diferencia de lo que es habitual, los datos revelados el día 24 sobre los abusos sexuales sufridos por la víctima, y también sobre la posibilidad de que estuviera viva cuando fue lanzada al poso, sólo fueron publicados por un periódico de Oporto. Cuatro días después de la denuncia del crimen el silencio de los medios sobre el asesinato era ya absoluto. 

En Portugal se está haciendo todo lo posible para olvidar este horrible crimen. No se prevén consecuencias para nadie, ni acciones judiciales ni cambios legales de ningún tipo. 

La acumulación de exclusiones sociales y degradación de Gisberta Salce Júnior expone claramente la marginalización de las personas transexuales en Portugal. 

Este caso es una clara demostración del alto nivel de transfobia de la sociedad portuguesa. Cualquier debate público sobre el caso está siendo silenciado. 

LA LLAMADA DE APOYO 

El asesinato de Gisberta nos trae a la memoria hechos similares ocurridos en España: el apaleamiento y torturas a la que fue sometida Irune por policías municipales de Santander en noviembre del 90; el asesinato en Barcelona de Sonia por un grupo de skinheads; el asesinato de Joanna y el intento de asesinato de Carmen en Madrid en octubre del 92; el rapto y violación de una transexual en Barcelona en marzo de 1993 por un grupo de adolescentes; las vejaciones a las que fue sometida una transexual por un Inspector jefe de Policía en Madrid en abril de 1993; el apuñalamiento de un transexual en Madrid en julio del 96; el apaleamiento de dos transexuales en Madrid en diciembre del 97 o las agresiones a transexuales trabajadoras del sexo en Madrid a lo largo de 2002. 

Por eso, frente a un terrible asesinato que cada vez mas se configura como un crimen de odio, frente a la omisión tendenciosa de la componente sexual y transfobica del mismo, frente a la desorientación de la mayoría de las asociaciones     ITLGB+ portuguesas que han contribuido a la confusión y desinformación mediática al ser incapaces de informar debidamente sobre la verdadera identidad de la víctima ni sobre la diferencia entre homofobia y transfobia, frente a un claro intento mediático y político de desculpabilización del crimen, de omisión del componente “odio” en la muerte de una persona que acumulaba tantas exclusiones sociales, frente al intento de culpabilización de la víctima y de silenciamiento público de este caso: 

LLAMAMOS AL APOYO A LOS COLECTIVOS Y ORGANISMOS DE LUCHA POR LOS DERECHOS HUMANOS EN TODO EL MUNDO 

Para que denuncien los más ampliamente posible los hechos ocurridos en Portugal. -Para que hagan oír su protesta ante el gobierno, las entidades oficiales, partidos políticos y medios de comunicación social portugueses por la forma en que están tratando lo sucedido. 

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sábado, 3 de junio de 2006

COMUNICADO DE TRANSEXUALIDAD-EUSKADI, EN RELACIÓN A APROBACIÓN DE LEY DE IDENTIDAD DE GENERO




San Sebastián (Guipúzcoa), 3 de junio de 2006



Transexualidad-Euskadi aplaude la decisión histórica del Partido Socialista Obrero Español, en plena correspondencia con los derechos humanos, hacia los hombres y mujeres transexuales en una espera de 27 años.

Desde hoy, la dignidad de las personas transexuales, que la hemos sabido poner por delante de todo, se ve más respetada, por un Proyecto de Ley que contribuirá a evitar muchas humillaciones injustas e ignorantes como las que hemos sufrido hasta el presente.

Por eso, una ley social vendrá a resolver un problema social; se trata de una ley que mejorará nuestras oportunidades en el ámbito laboral y disminuirá los prejuicios que nos arrastraban a la marginación. Desde este comienzo, el diccionario social retirará de nuestras personas la palabra transexual.

Tenemos que resaltar que este día de alegría, de derechos olvidados, de dignidad y de confianza en el futuro ha sido posible gracias al esfuerzo tenaz de todo el movimiento transexual, unido en una sola causa. También y como no, recordar a las personas transexuales, que en el presente no han podido vivir este momento.

Hacemos un llamamiento a todas las fuerzas políticas y todos los medios de comunicación para que aumente su conciencia del valor de una Ley cuya significación será social y humana.


Ángel De La Granja
Coordinador


Andrea Muñiz
Presidenta de, Transexualidad-Euskadi
(Asociación de Transexuales de Euskadi)



viernes, 2 de junio de 2006

EL COMITÉ IDENTIDAD DE GÉNERO RECONOCE COMO HITO HISTÓRICO..


EL COMITÉ IDENTIDAD DE GÉNERO RECONOCE COMO HITO HISTÓRICO LA APROBACIÓN EN EL DÍA DE HOY DEL ANTEPROYECTO DE LEY DEL DERECHO A LA IDENTIDAD DE GÉNERO

El Comité por la Identidad de Género, constituido a los efectos de liderar el proceso de negociación del contenido referente a la Ley del Derecho a la Identidad de Género, reconoce la importancia de la aprobación del citado Anteproyecto en Consejo de Ministros como hito histórico en el reconocimiento de derechos de las personas transexuales españolas.

Posterior al anuncio de la inminente aprobación del Anteproyecto, efectuada hace días por el Ministro de Justicia, han tenido lugar una serie de reuniones para negociar los contenidos de la Ley. Reuniones realizadas entre el Comité y la Secretaría de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG’s del Partido Socialista.

Como fruto de la negociación, según ha confirmado Pedro Zerolo, se han incluido en el articulado del Anteproyecto las principales demandas solicitadas desde el Comité. Confiamos en que el texto aprobado recoja los contenidos pactados, que principalmente son:

•Derecho a cambio de nombre y sexo legal, mediante un procedimiento administrativo común.

•Los requisitos para acceder a tales derechos son: el diagnóstico de transexualidad y un certificado de experiencia de vida real. En ningún caso se exigirá intervención quirúrgica alguna.

•Una vez obtenido el cambio de sexo registral el demandante tendrá todos los derechos inherentes a su nuevo sexo legal.

De ser así asistimos a un momento histórico en relación a los derechos de las personas transexuales. Por primera vez en la historia de España se aborda en el Parlamento una iniciativa de tal envergadura. Esta iniciativa, además del reconocimiento de derechos, supone en la práctica un reconocimiento institucional de la condición transexual, la legitimación del hecho transexual por parte de la Administración del Estado.

Por otra parte y sin restar la importancia histórica de esta Ley, desde el Comité sabemos que para erradicar la compleja problemática de los ciudadanos y ciudadanas transexuales será necesario adoptar todo un paquete de medidas que intervengan en los ámbitos sanitario, laboral, educativo, social y penal, además de el jurídico-registral.

Esta vez sí podemos afirmar que la normalización de la condición transexual en nuestro sistema democrático ha comenzado.


El Comité por la Identidad de Género



El Comité está integrado por las siguientes entidades:

•Grupo Trans de DecideT (Alacant)
•Grupo de Identitat de Genere i Transexualitat de Lambda (Valencia)
•Grup de Transsexuals Masculins (Barcolona)
•Asociación de Transexuales e Intersexuales de Catalunya
•Col•lectiù de Transsexuals de Canalunya – Pro Derechos
•Grupo Trans de Algarabía (Tenerife)
•Asociación Aperttura (Tenerife)
•Colectivo Tránsito de Gamá (Gran Canaria)
•Grupo de Transexuales, Amigos y Familiares Ilota Ledo (Navarra)
•Grupo Trans de Raras Somos Todas (Vigo)
•Asociación Así Somos (Valladolid)
•Asociación Identidad de Género (Andalucía)
•Asociación Transexualidad Euskadi
•Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales
•Colectivo El Hombre Transexual
•Asociación Española de Transexuales – Transexualia


Anuncio de aprobación de la Ley de Identidad de Genero, por Vicepresidenta del Gobierno



Anuncio de aprobación en el consejo de Ministros de la Ley de Identidad de Genero, realizada por la Vicepresidenta de Gobierno Español, la Sra. María Teresa Fernández de la Vega.

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Seguramente puedes ver el video entrecortado, si te ocurre eso, deja que se cargue todo el video entrecortado, y cuando finalice, le das a play de nuevo, y de esta manera lo verás entero.