DIARIO MÉDICO
El respeto y la escucha tienen que ser la base del abordaje integral de la transexualidad, ha señalado Vicent Bataller Perelló, médico del Instituto Valenciano de Salud, que ha intervenido en la mesa redonda sobre transexualidad organizada por la Sociedad de Medicina y Cirugía de Albacete.
Los trastornos de identidad de género, disforia o transexualismo precisan de un tratamiento basado en la reasignación de sexo mediante una serie de intervenciones psicológicas, hormonales y quirúrgicas. Por ese motivo, las actuaciones clínicas deben ser practicadas por un equipo multidisciplinar de psiquiatra, endocrinólogo, urólogo y ginecólogo, que trabajaría a través de las unidades interdisciplinares.
El cambio de sexo es un proceso largo, de casi dos años, donde lo más importante es el "acompañamiento terapéutico en su totalidad, no para curar al transexual de nada, sino simplemente para apoyar a esta persona que tiene que cambiar su personalidad, y enseñarle todas las regresiones y conflictos con las que se puede encontrar".
Bataller ha pedido que en cada comunidad autónoma se cree una unidad especializada en este tipo de trastorno, sin que necesariamente esté contratado todo el equipo. "Puesto que estos profesionales trabajan en la sanidad pública, se podrían coordinar en un nivel terciario de salud donde puedan acudir todas las personas con problemas de identidad sexual".
En el diagnóstico se valora si el paciente tiene psicopatología -suele durar entre 6 y 9 meses- y su función es ayudar a la integración de la personalidad en el sexo deseado.
"Las intervenciones hormonales y quirúrgicas son irreversibles, por lo que es imprescindible, por el beneficio del propio paciente, realizar un cuidadoso diagnóstico diferencial previo, que sólo es posible en un proceso a largo plazo realizado por profesionales".