Por Kim Pérez, Presidenta de Asociación de Identidad de Género de Andalucía
Sistema de sexo y género: Conjunto de los conceptos que forman la cultura de una sociedad acerca de las realidades de sexo y de género.
Nuestra cultura es heterosexista, lo que quiere decir que supone que existen o deben existir sólo dos sexos, dos géneros y dos orientaciones sexuales (del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia el hombre)
Cualquier realidad que salga de este concepto es conceptuada como anómica (fuera de la norma): pecado, vicio, anormalidad... Sin embargo otras culturas (griega, amerindias, etc han integrado en su norma otras realidades)
Identidad de sexo y género: Concepto de la posición en el sistema de sexo y género que se siente como propia.
Por ser un concepto, es un hecho cultural que depende del repertorio de conceptos de que disponga una sociedad sobre las realidades del sexo y el género
(Por tanto, identidad no es igual a realidad, sino a empleo de los conceptos usados en una cultura)
En general, según Kohlberg, la identidad de sexo y género se forma hacia los tres años, de manera irreversible, tanto si es coherente con los hechos anatómicos como si es cruzada.
Sin embargo, las experiencias siguientes pueden determinar una disforia, tanto si la identidad es cruzada, por descubrirse la dificultad de vivir conforme a la propia identidad, como si es coherente, por rechazo del sistema de sexo y género según se va descubriendo.
Por ser nuestra cultura heterosexista, las personas que se sitúan fuera de la norma, por razones anatómicas (intersexuales), de ambigüedad de género o de orientación cruzada, pueden tener (o no) problemas de identidad, ya que no se reconocen dentro de los conceptos considerados como válidos.
Si los problemas son muy intensos y llegan a causar confusión o sufrimiento, se trata de una disforia de sexo o de género.
Disforia de sexo o género: Disgusto por la propia posición en el sistema de sexo y género.
Como se ve, la disforia depende de un sistema de sexo y género previo.
Por tanto, es un hecho cultural. Una persona disfórica en una cultura dada, puede integrarse perfectamente en otra cultura que le permita expresarse con naturalidad.
Si la disforia está muy centrada en los hechos anatómicos (rechazo de los caracteres sexuales primarios o secundarios: genitales, mamas, etc o de las funciones fisiológicas, como la erección o la menstruación) se trata entonces de una disforia de sexo.
Si la disforia está centrada en los aspectos de interrelación social (expectativas conductuales), se trata de una disforia de género.
Dado el carácter rígido y limitado del heterosexismo, debe considerarse que la disforia de género y de sexo no es una perturbación, sino un hecho rompedor y liberador.
Perspectivas: Hasta ahora, al considerar las salidas de la disforia de género, no se ha solido realizar ninguna crítica previa del sistema de sexo y género, considerándolo como un hecho natural e invariable.
De acuerdo con esta ausencia de crítica, las personas disfóricas de sexo o de género no han tenido más opción que adaptarse al sistema de sexo y género vigente.
Las personas disfóricas de sexo han recurrido a una operación de reasignación de sexo que les permita aproximarse anatómicamente al único sexo considerado heterosexistamente como distinto del rechazado.
Las personas disfóricas de género han recurrido a un cambio social, tan difícil como el anterior, que supone cambio de nombre y ropa y puede acarrear complicaciones familiares y laborales.
Por otra parte, nuestra cultura heterosexista refuerza esas actitudes, premiando relativamente el cambio de sexo (derechos legales, mayor aceptación social) y estigmatizando el cambio de género.
En cambio no se exploran otras soluciones de la disforia de sexo y género que estarían acordes con una cultura noheterosexista. Podrían enumerarse las siguientes:
Asunción de una identidad ambigua.
Asunción de un género ambiguo (actitudes rompegéneros)
Ambigüedad en la orientación sexual (plurisexualidad)
Cirugía parcial: orquidectomía, histerectomía.
Salida total del sistema de sexo y género (ascetismo, mística, no represivos sino expansivos)
Dado que la cultura heterosexista llena no sólo el entorno, sino que impregna las mismas conciencias de las personas disfóricas de sexo y género, debe reconocerse que estas actitudes pueden ser difíciles y requerir un alto grado de conciencia y militancia.
Existen ya modelos como los rompegéneros, los drag kings, etc llenos de potencialidad, pero reducidos todavía a sectores marginales y ghettos que constituyen cápsulas de seguridad, pero que deberían modificarse para llegar a ocupar otras capas sociales.
Sistema de sexo y género: Conjunto de los conceptos que forman la cultura de una sociedad acerca de las realidades de sexo y de género.
Nuestra cultura es heterosexista, lo que quiere decir que supone que existen o deben existir sólo dos sexos, dos géneros y dos orientaciones sexuales (del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia el hombre)
Cualquier realidad que salga de este concepto es conceptuada como anómica (fuera de la norma): pecado, vicio, anormalidad... Sin embargo otras culturas (griega, amerindias, etc han integrado en su norma otras realidades)
Identidad de sexo y género: Concepto de la posición en el sistema de sexo y género que se siente como propia.
Por ser un concepto, es un hecho cultural que depende del repertorio de conceptos de que disponga una sociedad sobre las realidades del sexo y el género
(Por tanto, identidad no es igual a realidad, sino a empleo de los conceptos usados en una cultura)
En general, según Kohlberg, la identidad de sexo y género se forma hacia los tres años, de manera irreversible, tanto si es coherente con los hechos anatómicos como si es cruzada.
Sin embargo, las experiencias siguientes pueden determinar una disforia, tanto si la identidad es cruzada, por descubrirse la dificultad de vivir conforme a la propia identidad, como si es coherente, por rechazo del sistema de sexo y género según se va descubriendo.
Por ser nuestra cultura heterosexista, las personas que se sitúan fuera de la norma, por razones anatómicas (intersexuales), de ambigüedad de género o de orientación cruzada, pueden tener (o no) problemas de identidad, ya que no se reconocen dentro de los conceptos considerados como válidos.
Si los problemas son muy intensos y llegan a causar confusión o sufrimiento, se trata de una disforia de sexo o de género.
Disforia de sexo o género: Disgusto por la propia posición en el sistema de sexo y género.
Como se ve, la disforia depende de un sistema de sexo y género previo.
Por tanto, es un hecho cultural. Una persona disfórica en una cultura dada, puede integrarse perfectamente en otra cultura que le permita expresarse con naturalidad.
Si la disforia está muy centrada en los hechos anatómicos (rechazo de los caracteres sexuales primarios o secundarios: genitales, mamas, etc o de las funciones fisiológicas, como la erección o la menstruación) se trata entonces de una disforia de sexo.
Si la disforia está centrada en los aspectos de interrelación social (expectativas conductuales), se trata de una disforia de género.
Dado el carácter rígido y limitado del heterosexismo, debe considerarse que la disforia de género y de sexo no es una perturbación, sino un hecho rompedor y liberador.
Perspectivas: Hasta ahora, al considerar las salidas de la disforia de género, no se ha solido realizar ninguna crítica previa del sistema de sexo y género, considerándolo como un hecho natural e invariable.
De acuerdo con esta ausencia de crítica, las personas disfóricas de sexo o de género no han tenido más opción que adaptarse al sistema de sexo y género vigente.
Las personas disfóricas de sexo han recurrido a una operación de reasignación de sexo que les permita aproximarse anatómicamente al único sexo considerado heterosexistamente como distinto del rechazado.
Las personas disfóricas de género han recurrido a un cambio social, tan difícil como el anterior, que supone cambio de nombre y ropa y puede acarrear complicaciones familiares y laborales.
Por otra parte, nuestra cultura heterosexista refuerza esas actitudes, premiando relativamente el cambio de sexo (derechos legales, mayor aceptación social) y estigmatizando el cambio de género.
En cambio no se exploran otras soluciones de la disforia de sexo y género que estarían acordes con una cultura noheterosexista. Podrían enumerarse las siguientes:
Asunción de una identidad ambigua.
Asunción de un género ambiguo (actitudes rompegéneros)
Ambigüedad en la orientación sexual (plurisexualidad)
Cirugía parcial: orquidectomía, histerectomía.
Salida total del sistema de sexo y género (ascetismo, mística, no represivos sino expansivos)
Dado que la cultura heterosexista llena no sólo el entorno, sino que impregna las mismas conciencias de las personas disfóricas de sexo y género, debe reconocerse que estas actitudes pueden ser difíciles y requerir un alto grado de conciencia y militancia.
Existen ya modelos como los rompegéneros, los drag kings, etc llenos de potencialidad, pero reducidos todavía a sectores marginales y ghettos que constituyen cápsulas de seguridad, pero que deberían modificarse para llegar a ocupar otras capas sociales.